Equivocarse a la hora de repostar combustible es la
avería más común entre las que se producen por un uso incorrecto o por una
negligencia de los automovilistas, según se desprende del I Informe de
Mantenimiento de LeasePlan, basado en las intervenciones sobre su flota de
renting.
El informe concluye que el 41% de las averías por
negligencia es consecuencia de una equivocación en el repostaje, esto, es,
echar gasolina en lugar de gasoil o viceversa. Esta avería impide funcionar el
motor y requiere una limpieza de culatas, bujías y del circuito.
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Otro de los despistes más frecuentes, con un 25% consiste
en olvidar las llaves en el interior del vehículo cerrado. En este caso, si no
se dispone de otra copia, la solucion suele pasar por cambiar la cerradura del
coche.
Además, el 23% de las averías por uso incorrecto son
consecuencia de ignorar deliberadamente los testigos del salpicadero, un 5% se
producen por no limpiar el barro de los bajos del vehículo, un 3% por no evitar
el sobrecalentamiento del motor y un 2% por no cumplir las revisiones de
mantenimiento establecidas por la marca.
En líneas generales, el informe precisa que el 55,8% de
las visitas al taller se producen como consecuencia de las revisiones
programadas por el fabricante, de forma que sólo el 44,2% corresponde a
reparaciones imprevistas.
Dentro de estos imprevistos, el 23,9% tiene su origen en
averías simples, un 17,7% en desgastes menores de piezas y un 14,7% en cambios
de accesorios. Sólo el 6,2% de las intervenciones responden a averías complejas,
como reparaciones del motor, la culata, la caja de cambios o la inyección.
Los coches empiezan a sufrir averías de desgaste mayor a
partir de 126.000 kilómetros y averías complejas, desde los 131.000 kilómetros.
La estancia en el taller oscila entre uno y diez días, con una media de 4,95
días en el caso de averías complejas.
Para evitar averías, LeasePlan recomienda a los
conductores permanecer 30 segundos al ralentí al arrancar el coche, realizar
trayectos mixtos en ciudad y carretera, repostar en gasolineras homologadas,
revisar los niveles, usar un tipo de aceite específico, realizar el plan de
mantenimiento de la marca, observar los testigos luminosos y verificar el
estado de los neumáticos.
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