Fabricado
entre 1962 y 1964, este reputado clásico nació con la mirada puesta en los
circuitos. La firma italiana debía hacer 100 unidades para su homologación en
la categoría GT. Sin embargo, solo 39 vieron la luz. Curiosamente, esto no fue
problema para que al final debutase -con gran éxito- en las carreras.
El
Ferrari protagonista de esta página debe su nombre al volumen de cada uno de
sus cilindros (250) y a su condición de Gran Turismo homologado para circular
en la calle (Gran Turismo Omologata). En el interior de su chasis tubular
soldado a mano se esconde un motor V12 de 3,0 litros, heredado de su hermano el
Ferrari 250 Testarossa.
El
coche más valioso del mundo