El cannabis altera la percepción y la cocaína hace
perder el control de los impulsos
Las
drogas de abuso son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central de
las personas alterando sus funciones y por lo tanto su conducta. Pueden ser
sustancias legales como el alcohol, o ilegales como las anfetaminas, la cocaína
el cannabis y la heroína.
Cada
sustancia actúa de distinta manera:
El
alcohol etílico, presente en las bebidas alcohólicas, tiene un efecto
inicialmente euforizante pero, al aumentar la dosis, produce una depresión de
todas las funciones del sistema nervioso central , lo que da lugar a una
disminución de los reflejos, alteraciones visuales, enlentecimiento de la
respuesta a estímulos externos y puede acabar en un coma tóxico.
La
heroína es un depresor neurológico muy intenso y, con facilidad y rapidez,
produce un enlentecimiento psíquico progresivo, pudiendo llegar en el extremo a
provocar un coma, con depresión respiratoria y muerte.
La
cocaína y las anfetaminas son, por el contrario, estimulantes del mismo sistema
y producen una excitación, sensación de omnipotencia y pérdida de control de
impulsos.
El
cannabis tiene sobre todo un grave efecto de alteración de la percepción con
distorsión en las sensaciones de tipo espacio temporal y atenuación de la
atención y de la capacidad de autocontrol.
Estos
efectos explican el riesgo que el consumo de cualquiera de las sustancias tiene
sobre la conducción de vehículos de motor, que requiere un alto grado de
concentración y control, percepción del entorno y rapidez de reacción. Sin
duda, la que está más relacionada con accidentes de tráfico es el alcohol,
debido a que es la más consumida por la población.
Una
característica común a todas ellas es la falta de autoconciencia de encontrarse
bajo sus efectos, lo que que se traduce en la conocida frase "yo
controlo".