La utilización del gas, ya sea en su variante de gas
comprimido o gas licuado de petróleo GLP (éste, de uso más extendido) para la
automoción no es un invento de hoy: se lleva usando décadas y en países de
nuestro entorno inmediato, como Italia, algunos modelos son auténticos
«best-sellers» con ese combustible. La principal razón de su éxito es que, por
comparación con el resto de carburantes, cada litro cuesta casi la mitad.
En España el antecedente más inmediato al uso del GLP
(Gas Licuado de Petróleo), que es el hidrocarburo que está tras el nombre de
Autogás, es el del butano en los taxis. Sin embargo, el GLP usado hoy no tiene
exactamente la misma composición química del butano, pues se combina con propano.
No son pocos los fabricantes que empiezan a ver en el GLP una alternativa a la gasolina con notables
ventajas: coste por kilómetro, menos emisiones contaminantes, etc. E, incluso,
también a los Diesel, respecto a los que también aportan ventajas adicionales
como el menor ruido de funcionamiento.
He aquí algunas de las cuestiones que nos asaltan a la
hora de enfrentarnos con este combustible, buena parte de ellas respondidas por
Felipe Medina, responsable de la división de Autogás de Medina Motor (www.medinamotor.com).
1. ¿GLP es sinónimo de Autogás? ¿Y de GNC o GNV?
GLP significa Gas Licuado de Petróleo y es una mezcla de
butano y propano que se almacena en depósitos a una presión de 10 bares.
Autogás sería su nombre comercial. Por su parte, GNC o GNV sí son sinónimos. Se
trata de metano, que es el hidrocarburo que constituye, al 97 por ciento, el
Gas Natural —Comprimido o Vehicular, según la sigla—. Se almacena en depósitos
de 200 a 250 bares.
2. ¿Todos los fabricantes de coches tienen versiones a
gas? ¿En qué tipo de coches puede realizar la modificación para que funcionen
con GLP? ¿Se resiente la vida de un motor por usar gas?
Marcas como Chevrolet tienen versiones de gas en toda su
gama, así como Seat, Opel, Fiat, Renault, Mercedes, Skoda, Volkswagen...
Sin embargo, también es posible modificar un coche ya con
kilómetros. Esta tarea es factible en cualquiera con motor de gasolina, aunque
también se podría acometer en un Diesel si hay una alteración profunda de la
culata que incluya, entre otros elementos, bujías. Sin embargo, el coste
económico sería muy superior a modificar un coche de gasolina. Sí importa que
estos últimos vehículos sean del año 2000 en adelante, es decir, que sus
motores cumplan con la normativa de emisiones Euro III para no tener problemas
con la homologación. Hoy no importa si son vehículos particulares o si están
destinados al servicio público —antes sólo podían usar gas los segundos—.
Su desgaste es menor que el de un motor que funcione sólo
con gasolina, incluso aunque no se cuente con tanta capacidad de lubricación de
las válvulas como la que aporta un consumo constante de ésta, pues esos
elementos ya están preparados para ello. Además, pueden alargarse los períodos de
cambio de aceite porque el uso de gas elimina depósitos que ensucian el
lubricante.
3. ¿Es posible adaptar la transformación a GLP a motores
de inyección directa? ¿Y con turbo?
Sí, en ambos supuestos. Lo único necesario es disponer de
una programación de centralita específica para cada vehículo, un extremo que
queda en manos de los ingenieros que desarrollan el kit de GLP.
4. ¿El motor modificado puede funcionar sólo con gas?
No, es necesario que también haya un mínimo de gasolina
en el depósito correspondiente. Eso es así porque siempre se arranca con ese
combustible, salvo que el motor esté caliente, es decir, por encima de 40 o 50º
C, en cuyo caso sí puede hacerlo con gas.
5. ¿Cuánto peso añaden el depósito de gas más el resto de
modificaciones?
En total, el incremento de peso de una transformación
habitual fluctúa entre 50 y 70 kg, pero el factor decisivo es el tamaño del
depósito. Aunque los hay de 35 litros; en algunos vehículos puede ser muy
grande, de tipo cilíndrico —por ejemplo, en los coches que llevan rueda de
repuesto en el maletero—, con hasta 160 litros. Sin embargo, los habituales son
los de tipo toroidal. Estos se encajan en el espacio reservado para la rueda de
repuesto, ya sea en el fondo del maletero, o en el exterior. En ambos casos es
necesario proveerse de un kit de reparación de pinchazos homologados, pues se
elimina la rueda. Cualquiera de estos depósitos son complementarios del
original de gasolina, que no se manipula, de modo que la autonomía puede
incrementarse considerablemente.
Junto a la boca del depósito original puede instalarse la
del de gas, siempre que haya espacio suficiente tras la portilla. En caso
contrario, se sitúa independientemente en el lateral del vehículo.
6. ¿Cómo se hace el repostaje? ¿Hay suficientes gasolineras
con este carburante?
De forma semejante a la gasolina o gasóleo, introduciendo
un boquerel —en España están generalizados los de tipo Euro desde hace unos
años, pero pueden encontrarse adaptadores para los de otros países— en la boca
de carga, pero aquí hay que pulsar posteriormente un botón en el surtidor
porque el llenado se hace con presión. Tarda de forma semejante a si
manipulásemos otro combustible y puede rellenarse el depósito sin necesidad de
que esté vacío, en cualquier momento. Para evitar sobrepresiones por aumento de
temperatura los depósitos se llenan sólo al 80 por ciento de su capacidad.
En la actualidad ya hay más de 120 gasolineras
distribuidas a lo largo de toda la Península. Las mayores concentraciones están
en Cantabria, Cataluña, País Vasco y Madrid, además de en la isla de Mallorca.
Existe el compromiso de Repsol de abrir dos más cada semana.
7. ¿Puedo beneficiarme de subvenciones para la compra de
un vehículo que funcione con GLP? ¿Y para la transformación de un usado? ¿De qué
cuantía?
Casi todas las Comunidades disponen de un programa de
subvenciones para la compra de turismos nuevos y comerciales ligeros (de hasta
3.500 kg) que funcionen con GLP y siempre que su emisión de CO2 sea inferior a
140 ó 150g/km, según la región. También es posible acogerse a bonificaciones en
el caso de transformaciones de vehículos usados, aunque para ser considerados
así han de haber pasado tres meses desde su primera matriculación. Entidades
como Repsol también disponen de un plan de subvenciones propio.
La ayuda para la compra como vehículo nuevo habitual es
de 1.200 euros —el máximo, 4.000 en Cantabria—, con un máximo de un 15 por
ciento del precio; en tanto que en el caso de las transformaciones ese límite
es de 450 euros, con el tope máximo de la subvención en un 30 por ciento del
coste de la modificación. Con la actual política de recortes de las CC.AA. esta
política de ayudas podría variar. Algunos ayuntamientos bonifican el impuesto
de circulación de los coches transformados a GLP hasta en un 75 por ciento.
8. ¿Qué cuesta una transformación?
Los precios son variados, pero suelen depender del número
de cilindros. Por ejemplo, para un motor de tres o cuatro cilindros están en
torno a 2.000 euros; para uno de cinco o seis, entre 2.100 y 2.300 euros;
mientras que para uno de ocho se mueven entre 2.500 y 2.900 euros. No obstante,
puede haber vehículos que necesiten elementos especiales, como soportes, etc.
9. ¿Cuánto cuesta el litro de Autogás?
En el momento de la elaboración de este rerpotaje, 0,77
euros/litro. Hasta 2018 este combustible tiene su fiscalidad congelada en toda
Europa, lo que no significa que no suba —lo hace al compás de otros
carburantes—, pero sí que, cuando menos por unos cuantos años, seguirá costando
entre un 40 y un 50 por ciento menos que un litro de gasolina. El Impuesto Especial
en España, según la ley 22/2005, es de 55,47 euros por tonelada para el GLP.
10. ¿Gasta más un mismo coche con GLP que si consume
gasolina? ¿Compensa frente a los Diesel?
Sí, el consumo es ligeramente superior. Viene a
incrementarse de forma muy variable, pero podríamos estimar que, de media, está
cercano a un 10 por ciento. El coste por kilómetro usando gas puede rebajarse,
respecto a un motor Diesel en un coche semejante y a igualdad de potencia, en
torno a un 20 por ciento. El ahorro con el gas siempre proviene, como en el
caso de la gasolina, del diferencial de precios entre ambos carburantes.
Hay que tener en cuenta que un coche con motor Diesel
cuesta más que uno con motor de gasolina, de modo que la transformación de
aquel para que use gas no suele conllevar el kilometraje de amortización que sí
que hay que tener en cuenta si comparamos un coche de gasolina con uno
modificado.