El 1 de enero de 2020 entró en vigor la nueva normativa europea de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para vehículos ligeros, la cual obligará a los fabricantes a que la media de sus automóviles vendidos en la región en 2020 no genere más de 95 gramos de CO2 por kilómetro recorrido si quieren evitar multas que podrían elevarse a miles de millones de euros.
