La educación, “cortesía y
urbanidad” (acepción 4 de la RAE) —respeto, atención, buenos modos—, proporciona a las personas
que disfrutan de ella una vida más placentera y agradable, con el consiguiente
aumento de la estabilidad emocional.
Después de esta introducción,
voy a citar tres situaciones en las que, desde mi punto de vista, tenemos la
oportunidad de manifestar nuestra buena educación o de ponerla en entredicho:
el consumo de una pequeña cantidad de alcohol, la asistencia a un partido de
fútbol o la conducción de un vehículo.