Es una situación familiar para muchos conductores: mirar por los retrovisores del coche antes de empezar un cambio de carril, y justo al iniciar la maniobra, encontrarse con otro vehículo que sale aparentemente de la nada.
Cambiar de carril es una maniobra rutinaria para los usuarios de la vía, pero incluso los más atentos cometen a veces errores a la hora de avistar situaciones potencialmente peligrosas; sobre todo, si estas se desarrolla en el punto ciego. No haber mirado bien, o interpretar mal la velocidad o la dirección del otro conductor fueron las causas de más de la mitad de los accidentes acaecidos en Gran Bretaña durante 2018 *.