EL CARRO DE LA NIEVE
Cómo los grandes pregoneros
que callejeaban por mi barrio pregonando con voces potentes y quebradas sus
productos, llamando la atención de los vecinos que unos y otros esperaban como
agua de mayo en los meses de verano.
Era un carro con dos ruedas, y
una barra horizontal que utilizaba el conductor para girar el carro cuando era
menester. El cubículo estaba protegido de la temperatura exterior y dentro se
acumulaban las barras de nieve que era el producto estrella cuando los
frigoríficos eran un proyecto. Entonces en las viviendas solo existían las
neveras, un lugar donde manteníamos los productos perecederos con la aportación
de bloques de hielos o nieve.
El carácter perecedero de los
comestibles ha sido un inconveniente a lo largo de la historia. Será a partir
del siglo XX cuando los avances tecnológicos dieron con una solución que mejoró
notablemente el modo de vida.