VIAJE SEGURO
Se acercó a la estación de servicio y aparcó el coche junto a la bomba de aire. Llevó la manguera hasta la válvula de cada neumático, incluido el de repuesto; comprobó la presión con el manómetro y la reguló a la recomendada por el fabricante. Levantó el capó y fue examinando con meticulosidad los niveles de líquido de frenos, de aceite…, y comprobó el correcto funcionamiento de los limpiaparabrisas. Revisó todas las luces, incluidas las antiniebla y, como el motor, los frenos y la dirección estaban en buen estado, se dispuso a repasar la documentación: recibo del seguro, permiso de conducir, tarjeta de inspección técnica… Para completar el ritual, miró en el maletero y, efectivamente, allí estaban, junto a la rueda de repuesto, los dos triángulos homologados y el chaleco reflectante. Después de llenar el depósito, se dirigió a su vivienda para planificar la ruta.