El
sistema i-ACC, basado en exhaustivas investigaciones sobre los diferentes
estilos de conducción europeos, emplea una cámara y un radar para detectar la
posición de otros vehículos en la carretera. A continuación, aplica un
algoritmo para calcular la probabilidad de que los vehículos de los carriles
contiguos se incorporen delante del nuestro sin respetar la distancia de
seguridad evaluando las relaciones entre los diversos vehículos, de manera que,
al estar equipado con esta tecnología, es capaz de reaccionar con rapidez,
seguridad y comodidad.