Tres de cada cuatro turismos que circulan en España en
verano derrochan diariamente hasta un 7% del carburante por rodar con
neumáticos con un inflado deficiente, según un informe de Grupo Andrés.
De este modo, los conductores españoles están
desperdiciando de media 50 litros de gasolina o gasóleo cada año por no inflar
los neumáticos de su vehículo con las presiones recomendadas por el fabricante.
Así, más de 775 millones de litros de carburante son
consumidos anualmente por esta circunstancia en España, lo que supone más de
1.000 millones de euros gastados al año sin necesidad.
Los neumáticos con un inflado deficiente se deforman
mucho más en cada giro, planteando una mayor resistencia al avance. Esto exige
un esfuerzo extra por parte del motor y genera un desgaste prematuro en los
hombros del dibujo de la banda de rodadura.
Dicha deformación incrementa la temperatura de
funcionamiento del conjunto y acelera el envejecimiento, debilitando su resistencia
a los pinchazos y a los impactos con cualquier socavón.