AQUELLOS
MARAVILLOSOS AÑOS
Cruzábamos la ciudad de una
punta a otra con la compañía de nuestros pensamientos. Analizábamos
profundamente todo lo que nos había ocurrido durante el día y, mentalmente, poníamos en orden la agenda del día siguiente.
Antes, el utilitario era como
el teléfono móvil hoy. Les cuento: Hace algunos años, y los que sobrepasen los
cincuenta años de edad me entenderán. La movilidad en nuestras ciudades no era
un problema. En la mía, donde no contábamos con un METROPOLITANO, las líneas
que existían de transporte urbano eran muy dignas. No tenían aire
acondicionado, pero tampoco lo teníamos en nuestras casas.