A los radares pocas cosas se les escapan. Sus cámaras
están acostumbradas a registrar todo tipo de infracciones y de velocidades que
alcanzan los conductores, sin embargo hay imágenes que hablan por sí solas y
que muestran sorprendentes y temerarios comportamientos en la conducción.
Si ir por encima de la velocidad permitida es una multa
de tráfico bastante asidua entre los conductores confiados, mayor aún es el
delito si encima se realiza esta acción mientras uno se afeita al volante.
Vivimos en un mundo rodeado de prisas, pero desde luego que hay momentos en los
que centrarse en una única actividad, es más que suficiente y más si hablamos
de todo lo relacionado con la seguridad y conducción.