sábado, 26 de septiembre de 2015
LA ROTONDA
EL
CRISTAL ROTO
LA ROTONDA/TODOMOTOR
Reportaje.PBejarano.
Tomar una decisión equivocada puede arruinarnos la vida.
Reportaje.PBejarano.
Tomar una decisión equivocada puede arruinarnos la vida.
Si hablamos de
Seguridad Vial, acertar o no con nuestra conducta en un momento determinado
puede arruinarnos la vida.
Foto: bejaranojm |
La historia que les
voy a contar le puede ocurrir a cualquiera de nosotros si no tomamos el camino
correcto.
Personas con un
alto índice intelectual, o individuos de las más variadas clases sociales,
pueden ser protagonistas de esta historia, que en este caso ha protagonizado
Salvador.
Un hombre que un
día largo de trabajo, el jefe le invita a almorzar y el hombre decide aceptar
la invitación.
“Dos cervecitas,
después pasamos al vino y en los postres nos tomamos una copas, mientras
hablábamos amigablemente de nuestro trabajo”
“Estábamos tan a
gusto, que esa copa a los postres, de una pasó a dos, a tres, etc…era tal la
euforia, que dejé a mi jefe, y en vez de ir a casa, seguí la fiesta”
“Tanto fue el cántaro
a la fuente…al final cuando volvía para casa me paró la policía”.
Como comprenderán, a
Salvador le realizaron la prueba de alcoholemia, y lógicamente dio positiva.
Iba en unas condiciones que no eran las óptimas para conducir.
“La policía local
me inmoviliza el coche, me llevan a Jefatura y allí, me vuelven a hacer la
prueba de alcoholemia”
“Di más, la segunda
vez di más que la primera. Y bueno, todo fue sucediendo”
Se celebró un
juicio rápido, el fiscal me pedía una barbaridad, pero bueno, al final, entre
el fiscal, el juez y mi abogado llegaron a un acuerdo.
Me impusieron, 700
€ de multa, 10 meses de retirada de carnet y 37 días de trabajo a la
comunidad.”
Hasta aquí, esta es
la historia de un hombre que, como muchos, un día se puso al volante con unas
copas de más. Pero... ¿Cuáles han sido las consecuencias que han cambiado la
vida de Salvador?
“El
trabajo lo pierdo. Entre otras cosas porque en el trabajo que estaba
desempeñando, utilizaba el coche.
Otros
efectos colaterales han sido los familiares:
Problemas
con la mujer, tengo una niña de 8 años que no entiende la situación y me
pregunta ¿Papá tu por qué no tienes coche? y se lo he tenido que explicar de una
manera que lo entienda sin hacerle daño.
Aun
así, la primera vez me dejó helado. ¿Papá, por qué a los demás niños los llevan
su padre en coche al colegio y nosotros
tenemos que ir andando?
Con
la familia tanto de lo mismo, con mi padre y mi madre. Como todo el mundo lo
sabe, todo el mundo te pregunta Salvador, ¿Cómo va la cosa? Son problemas
añadidos que solo lo padece el que lo está viviendo.
Y
como decimos en el curso, ¡Somos delincuentes! en realidad somos delincuentes.
Hemos cometido un delito.”
Como han podido comprobar, las
consecuencias legales no sólo han sido las que han ensombrecido la vida de
Salvador. La huella emocional le ha hecho mucho más daño y aún pudo ser peor…
“Te
sientes mal, ya que has hecho algo que sabes no se debería de hacer. Eso de que ¡A mí
no me ocurrirá! Eso pensaba yo también. Y al final me ha ocurrido.
Ahora
lo tengo claro. Si tienes que beber, porque la sociedad está montada así, las
fiestas, celebraciones… ¡Lo mejor es dejar el coche en casa!
Hoy
día podemos utilizar el transporte público, el metro, el autobús, y si no,
coger un taxi o en último caso darse un
paseíto. Pero ¡Por favor no conducir con una gota de alcohol en el cuerpo!
Si
no te pasa una noche, como sigas bebiendo, te va a pasar antes o después. Tarde
o temprano te va a parar la policía, vas a tener un accidente y un motón de problemas.”
Salvador, lo ha
pasado tan mal que le ha cambiado la vida esta situación. Su experiencia ha
querido transmitirla para que otros no vuelvan a pasar por el calvario que él
ha pasado.
“Que
me parara la policía en aquel momento, pensándolo fríamente, es lo mejor que me
ha podido pasar. Si yo hubiera continuando conduciendo mientras bebía, haciendo
“s” con el coche, quizá hubiera cometido un error más grave. Hubiera provocado
un accidente, hubiera atropellado a alguien, ¡lo de menos es lo que me hubiese
ocurrido a mí! al fin al cabo yo me lo he buscado. Pero haber matado a alguna
persona, no me lo hubiera perdonado nunca.”
Si de todo esto se
puede sacar algo positivo, sin duda, es lo que ha tenido que pasar Salvador
desde entonces, y el arrepentimiento que le invade.
“La
vida me ha dado una segunda oportunidad y sobre todo, me ha brindado una
lección magistral. ¡Para conducir no se puede beber y para beber no se puede
conducir!
Espero
que esta experiencia mía le pueda servir a alguien, a aquellos que cojan el
coche con una cervecita de más, sepan que las consecuencias pueden ser parecidas
a las mías o incluso peores.”
Espero que de la
triste experiencia que ha vivido Salvador, y de las que hoy seguramente algunas
personas van a seguir viviendo, nos conciencie a todos que este problema no
solo repercute en nosotros, si no en todos los que nos rodean.
“Espero
que no le ocurra a nadie más, después de lo mal que lo estoy pasando
emocionalmente, económicamente y laboralmente.
Algún
día te puede ocurrir a ti. EVÍTALO.
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