FALLOS
El pequeño recinto tenía forma rectangular. Una barra, en la
que se acodaban algunos clientes degustando el sabor de la dorada cerveza o del
vino tinto, comenzaba a la izquierda de la puerta de entrada y terminaba en la
pared frontal. En el lado derecho había cuatro pequeñas mesas circulares y en
cada mesa cuatro sillas plegables de madera. Entre las mesas y la barra, el
espacio necesario para que los parroquianos pudieran consumir y transitar.
Cuando los tres hombres entraron en el bar, dos mesas estaban ocupadas y ellos
tomaron asiento en la que estaba disponible al fondo del habitáculo. El reloj
metálico que aparecía en la pared, junto a un cuadro con la fotografía del
torero Curro Romero dibujando una verónica, marcaba las 14:15 de un caluroso
día de mayo del año 2003… El mes de los caracoles.