El desplome de la recaudación rondó los cuatro millones de euros en Madrid solo en marzo, ciudades como Zaragoza prevén recaudar menos de la mitad que un año normal y las denuncias se reducen en más de un 80% en Valencia, mientras los excesos de velocidad se duplican en Barcelona en plenas restricciones de la movilidad.
Las restricciones de la
movilidad por el estado de alarma para hacer frente a la pandemia están
teniendo un efecto secundario tan negativo para las arcas de los ayuntamientos,
especialmente los de las grandes ciudades, como beneficioso para los bolsillos
de sus vecinos: los ingresos por sanciones de tráfico se han desplomado a un
ritmo incluso más intenso en algunos casos que la propia circulación de
vehículos, algo que está provocando descuadres millonarios en las cuentas de
los consistorios.