Soñar no cuesta
nada
En los años 80
creíamos que en la Odisea del año 2001, los coches volarían y surcarían las
calles por encima de nuestros edificios. Estábamos convencidos que las
autopistas estelares estaban a la vuelta de la esquina.
Así es, todo iba
tan de prisa, que las carreteras se convertirían en un recuerdo, que la
seguridad vial sería seguridad aérea y los accidentes de tráfico serían un mal
recuerdo del pasado.
El caso es que
hemos evolucionado, pero no tanto.
Los coches no vuelan,
pero han sido las patas de éste banco que más han evolucionado, sin llegar,
todavía a volar. Los conductores hemos aprendido a conducir con nuevas
técnicas, y otros apoyos, aunque el ser
humano como tal, continúa teniendo los mismos errores de conducta y no digamos
de educación. Y en cuanto, a las carreteras, hemos pasado de unas carreteras
cuidadas, adecentadas a calzadas, peligrosas en distintos puntos del país por
falta de mantenimiento. Al final todo se reduce a lo mismo, a presupuestos que
no existen o son desviados a otras partidas y eso trae como consecuencia graves
y peligrosas carreteras que ponen en peligro la vida de las personas.
La Asociación
Española de Carreteras (AEC) ha advertido de que hace falta una inversión de
65.000 euros por cada kilómetro para que la red se encuentre "en buen
estado" tras la falta de inversión acumulada durante los últimos años.
En su estudio
'Necesidades de Inversión en Conservación', indican que el agregado del déficit
suma 6.600 millones de euros, y que ha aumentado un 7% en los últimos dos años.
De esta cifra, 2.035 serían responsabilidad de la Red de Carreteras del Estado,
mientras que los 4.500 millones restantes de la Red Autonómica y Foral.
La AEC puntúa los
firmes de las carreteras del 0 (muy deficiente) a 400 (perfecto). La media
española se sitúa en 147 y solo Extremadura (221) y País Vasco (209) superan
los 200 "aceptables". Las peor paradas son Asturias (98) y La Rioja
(94).
Respecto a la
iluminación, tampoco hay buenas noticias. Mientras que en 2012 el 41% de las
carreteras tenían un equipamiento correcto, la cifra de 2015 es de 11%.
CONCLUSIÓN:
No solo se quedó
atrás el año 2001, el año de la Odisea, de los sueños, de las autopistas en el
cielo, y los coches voladores. Sino que hemos retrocedido en el tiempo, las
carreteras siguen pegadas al suelo, pero con el
asfalto deteriorado, por la falta de mantenimiento.
Han aumentado el
número de vehículos, aunque, los sistemas de propulsión son variados, en el año
2016, la gasolina y gasóleo, predominan por encima de los coches eléctricos o
híbridos por lo tanto, continuamos contaminando más las ciudades y nuestro
entorno.
Y los conductores,
seguimos manteniendo las mismas malas costumbres de siempre, e incluso hemos
añadido alguna que otra más.
Por lo tanto, para
cambiar solo hay que proponérselo, marcar metas, cumplir objetivos, dar paso a
la I+D+I y a lo mejor para el año 2050, cumplimos nuestros sueños o solo lo haremos
realidad como siempre, en la butaca, cómoda y solitaria en una sala y una
ilusionante pantalla de CINE.