¿POR
QUÉ NOS CABREAMOS TANTO AL VOLANTE?
Es verdad que somos
personalidades distintas cuando nos ponemos al volante de un vehículo. Eso nos
ha pasado a todos. La agresividad nos domina de una forma que ni nosotros
mismos, somos capaces de reconocernos. Los motivos pasan, según eruditos que
han realizado estudios sociológicos sobre el tema por varios factores que vamos
a referirles:
Nuestra predisposición al
mal humor al volante, pasa por, LA PRISA, LA PRIORIDAD Y LA CONGESTIÓN DEL
TRÁFICO.
Cuando nos disponemos a
conducir, con prisas o sin ellas, enciende todas nuestras alarmas, y hacen que
nuestra forma de conducir deje mucho que desear, ya que hacemos caso omiso, a
todo tipo de señales y solo nos preocupa llegar a nuestro destino, para acudir
a nuestra cita por motivos personales o profesionales. La PRISA, hace que
pongamos en peligro a los demás y a nosotros mismos.
En cuanto a la COGESTIÓN DEL
TRÁFICO, y vamos notando como el reloj, pasa inexorable, mientras nuestro
carril ni se mueve, empezamos a convertir los minutos que van pasando en un
tipo de ansiedad que nos va transformando, haciendo que poco a poco perdamos
las formas y convirtamos en una guerra, cualquier nimiedad que se produzca en
la calzada.
Y otro de los aspectos, que
queremos destacar especialmente, y que
nos convierten en Mr. Hyde, es la forma de conducir de los demás y sobre todo,
que no se respete nuestra PRIORIDAD.
Empecemos por señalar, que
no se respete nuestras incorporaciones, es un caso que aunque no la tengamos
todas con nosotros, nos saca de quicio, que estemos pidiendo ¡por favor! que
nos dejen incorporarnos a la vía, y difícilmente, hay un conductor educado, que nos facilite la maniobra; otro caso, es que cuando estamos intentando
adelantar, en vez de facilitarnos la labor, el conductor al que vamos a
adelantar, nos complica la maniobra aumentando la velocidad o realizado,
cualquier otra maniobra, que no nos facilite el adelantamiento; el no reducir
la velocidad en los cruces, o encontrarse detenidos en un semáforo, y milésimas
de segundos después que se haya puesto el disco en rojo, el angelito, que
tenemos detrás empieza a avisarnos con la bocina de que pongamos nuestro coche
en marcha; o que me dicen, de los que giran, adelantan, o cambian de carril, sin poner el intermitente.
¡Desesperante verdad!
No sé, si usted se ve reflejado de estos pocos casos, ¡porque hay muchos más! en
los que uno se puede ver agredido al volante, por estos “personajes” que son
una fauna especial en el mundo de la conducción, y que la mayoría de las veces
son la causas de multitud de accidentes que ocurren a diario.
Producto de las
prisas, de la cogestión de tráfico o de ver como nuestros derechos como
conductores se ven condicionados a diarios. Hacen que incluso, escribiendo
estas líneas, ve vaya cabreando poco apoco. Así que imagínense como
protagonista de una de estas maniobras.
Por lo que de ninguna de las
maneras, nos podemos convertir, en conductores antisociales, donde prima la
intolerancia y la falta de respeto.
Si alguna vez se encuentra
con uno de ellos, siga su camino, tome la matrícula del individuo, ¡por si
acaso! y llegue a su casa, puesto
de trabajo o a donde se dirija, con toda tranquilidad y
seguridad. Será la mejor noticia para usted y los suyos.
PpBejarano.