EL ARTE DE LA DIPLOMACIA
La diplomacia ideológica entre naciones es un concepto que se refiere a la manera en que los estados utilizan sus valores y creencias para influir en otros países y promover sus propios intereses. Esta forma de diplomacia va más allá de las simples relaciones diplomáticas tradicionales, pues se centra en la promoción y defensa de un conjunto específico de ideales y principios en el ámbito internacional.
El respeto entre dirigentes de países debe ser exquisito, incluso por encima de los propios intereses ideológicos. Un alto dirigente político de un país debe ser especialmente cuidadoso para no ofender a las instituciones de otros países. Evitar declaraciones públicas que critiquen o descalifiquen a los gobiernos, líderes políticos o políticas de otros países. Por otro lado, no debe inmiscuirse en los asuntos internos de otros países ni apoyar abiertamente a facciones políticas o movimientos que busquen desestabilizar a otro gobierno.
Abstenerse de hacer comentarios despectivos, racistas o xenófobos que puedan ser ofensivos para la población o las instituciones de otro país. Respetar los protocolos y costumbres diplomáticas, evitando conductas que puedan ser percibidas como irrespetuosas durante visitas oficiales, reuniones internacionales o eventos diplomáticos.
Evitar el incumplimiento de tratados, acuerdos o compromisos internacionales, ya que esto puede ser visto como una falta de respeto hacia las instituciones y los acuerdos establecidos. No debe involucrarse en actividades de espionaje o en operaciones encubiertas que busquen desestabilizar a otros gobiernos o robar información sensible. No debe difundir información falsa o propaganda negativa sobre otros países, ya que esto puede deteriorar las relaciones diplomáticas y ser visto como una agresión.
Evitar amenazar e imponer sanciones unilaterales sin previo diálogo o negociación, lo cual puede ser visto como una medida hostil. No debe deshonrar símbolos nacionales de otros países, como banderas, himnos o monumentos, ya que esto es altamente ofensivo y puede generar conflictos diplomáticos. No debe desestimar las preocupaciones legítimas de otros países sobre temas que afectan a la comunidad internacional, como el medio ambiente, los derechos humanos o la seguridad global.
Mantener una conducta respetuosa y diplomática es esencial para preservar buenas relaciones internacionales y evitar conflictos innecesarios. Es todo lo contrario a lo que hemos podido comprobar hace pocas fechas entre los dirigentes de España y Argentina. El ministro español de Fomento, Óscar Puente, acusó a Milei, presidente de Argentina, de ingerir sustancias. De igual manera, el presidente Milei, en un mitin de VOX en España, insultó a la esposa del presidente del gobierno español al llamarla "corrupta".
Además de existir un ágora popular que enjuicia el comportamiento de los dirigentes políticos por sus actuaciones poco ejemplarizantes, debería existir un tribunal internacional que dirimiera este tipo de conflictos y no fueran más allá. Entre este tipo de directivos no debe existir un "calentamiento ideológico" que represente a todo un país.
Al final es la "pescadilla que se muerde la cola": estas personas son las que el pueblo votó en su día y son sus representantes. ¿Podríamos pensar que el pueblo también se equivoca?
Con todo mi afecto y respeto,
Pepe Bejarano
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