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Carlos Molina. LITERATO |
El porcentaje de delitos que se cometen al volante
superan a los convencionales y se prevé, por parte de la Fiscalía de Seguridad Vial un repunte de las condenas éste
año.
Tomar una copa de más, haberle dado más alegría al acelerador,
circular de manera temeraria o conducir careciendo del permiso, son alguno de
los delitos que más están proliferando. Los castigos que imponen los jueces por
infringir las normas de tráfico son, trabajos en beneficio de la comunidad,
multas entre 1000 y 1500 euros, y hasta ingreso
en prisión.
El propio Bartolomé Vargas, fiscal de Seguridad Vial, ha
advertido de que el ejercicio pasado se contabilizó en España un “elevadísimo”
número de condena por delitos de tráfico y ha augurado que éste año 2014 aumentará
un 14% por encima de los 95.000. De las sentencias condenatorias del año
pasado, un 65% fueron por conducir bajo los efectos del alcohol y un 30% por ir
al volante sin permiso.
Por su parte, el Fiscal de Seguridad Vial, Bartolomé
Vargas, ha destacado uno de los delitos más grave y que más le preocupa, el de
homicidio imprudente, destacando que la Fiscalía presentó 296 escritos de
acusación el año pasado por tal motivo con un total de 196 condenas. En 98
casos los procesados ingresaron en prisión.
Después de estos datos, tenemos que permitirnos un minuto
para la reflexión:
¿Cómo es posible que los delitos por tráficos superen a
los delitos convencionales?
Cuántas veces hemos destacado desde aquí, que urge poner
en marcha un plan de educación vial en las escuelas.
Los especialistas dicen que la inseguridad no desaparece
sino se traslada. Es evidente que se ha traslado encima del asfalto. Por eso es
indispensable ya, tomar medidas sobre éste asunto. Está claro que las reglas
del juego restrictivas no están solucionando el problema. Por lo tanto, ¿A que
esperan?
Con respecto al dato, de la progresión del delito de
conducir sin permiso, no me negaran que existen una cantidad de desalmados que
se saltan a la torera cualquier indicio
de respetabilidad social de las normas. Todo un síntoma de que un grupo social
se aleja más de la convivencia dentro de un orden establecido. Por lo que al no
estar en posición de reiterado permiso, pone en peligro su seguridad y la de
los demás, a no ser apto para la conducción de un vehículo determinado.
Reconducir la situación, insisto pasa, por inyectar a una
sociedad que ha trasladado su manera de delinquir, con grandes dosis de valores
educacionales para que podamos vivir en paz y más seguros.
Si hay otra manera, les invito a que utilicen esta
tribuna y exponga sus conclusiones, en beneficio de todos estamos abiertos a todas
las ideas que luchen por la seguridad de uno mismo y de los demás.