¡CÓMO
PASA EL TIEMPO!
Los ojos abiertos y
muy despiertos escrutaban todo a su alrededor. Él iba como confortable y sobre
todo seguro en el asiento de atrás.
La madre cuidaba
siempre que a esa hora intempestiva de la mañana, el capazo quedara bien
sujeto, por si se producía algún frenazo no deseado.
Afortunadamente
nunca ocurrió nada, y su madre de camino al trabajo lo dejaba siempre en casa
de la abuela, que allí, despierta, lo esperaba con su abuelo en la ventana de
casa.
Lástima que ninguno
de sus abuelos lo vieran crecer. Pero sus abuelas siempre tuvieron más trato
con él hasta su adolescencia, aunque nunca es suficiente. Hoy cada uno de ellos
estaría muy orgulloso de él.
Después del
capazo, llegó la sillita en el asiento de atrás, de las más seguras y más
divertidas, ahí fue cuando en el asiento de atrás del Seat 131, pegó sus
primeros volantazos, y es que la sillita bebe, traía incorporada un volante, y
él, no paraba de jugar.
Hasta que fue
creciendo, y nosotros cambiamos de coche, llegó a conocer perfectamente, el
asiento de atrás de un Ford Orión y Nissan Almera, donde ahora, se sentaba con
su abuela materna, cuando nos desplazábamos y todos los domingo me acompañaba a
recoger a la abuela paterna, de ida y de vuelta. Él quería mucho a sus abuelas
y siempre quería estar con ellas, acompañarlas y protegerlas.
¡Servirlas y
protegerlas, que paradoja!
Tenía algo especial
con sus abuelas desde pequeño.
Hasta que las
perdió, y parece que perdió algo de él, algo de su vida, aquellas dos personas
que estuvieron junto a él desde que nació…una salió temprano y no volvió más y
la otra, uno de los domingos que fuimos a recogerla para traerla a casa, sin
despedirse, su corazón le jugó una mala pasada y ese día nos dijo adiós.
No las nombra, pero
seguro que siempre van con él, y él con ellas en lo más hondo de su corazón.
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Foto: Bejarano JM |
Hoy del capazo, la
sillita bebe, y de ir sentado en el asiento de atrás con el cinturón de
seguridad, ha pasado a conducir su propio coche, a viajar, a desplazarse de un
lugar a otro, confortablemente y con seguridad, y a llevar a la gente que
quiere y le quiere.
Su padre, -que soy
yo- es un incansable mal paquete- pero antes, cuando ya tuvo edad de poder
sentarse junto a mí en el vehículo, no paraba de preguntar, Papá, ¿Qué significa esa señal? ¿Para qué es? ¿Y por qué hay que meter la primera y no la segunda?
Aún hoy cuando me
acompaña, sabe que ir conmigo es ir escrutando todo lo que ocurre a mi
alrededor, ¡mira aquel o aquella hablando por el móvil!
Lo entiendo puedo
ser un “pejiguera”, pero yo hablando y el preguntando, dentro de un coche hemos
tenido largas y productivas conversaciones.
Hoy estoy muy
orgulloso de él, como conductor, como profesional y sobre todo como persona.
CONCLUSIÓN:
Aquel bebé, que su
madre introducía en el capazo, tan temprano, mientras su padre hacía una hora
que había despertado a Sevilla desde un micrófono, hoy ese niño, ya es todo un
hombre…y sus padres estamos muy orgullosos de él.
Hoy ese niño, esta
tarde a las 19.00 horas se NOS CASA, hoy va a contraer matrimonio.
¡Felicidades mi
vida¡
¡CÓMO PASA EL
TIEMPO!