Una valla publicitaria interactiva
Como es un hecho frecuente, creo que todos hemos presenciado, casi a diario, las escenas que tienen lugar en las inmediaciones de la mayoría de los pasos de cebra de nuestra ciudad y, cuando viajamos, también podemos presenciarlas en otras ciudades de la geografía nacional o internacional.
Para situarnos en un escenario próximo a nuestro entorno, les voy a contar una vivencia personal que aconteció un tórrido día del pasado mes de agosto:
Poco antes de las nueve de la mañana, para evitar los rigores del calor que estábamos padeciendo, decidí dar un paseo con la buena disposición de mejorar la salud del cuerpo y del espíritu. Continuando con esa buena disposición, y haciendo un ejercicio de educación vial, me dirigí al paso de cebra más cercano para atravesar la calzada con la debida precaución. Cuando paré y miré, pude comprobar que no todos los conductores detenían sus vehículos como mandan las normas de tráfico.
Hasta aquí todos de acuerdo, ¿verdad? ¿Pero qué ocurrió cuando me puse a observar el movimiento de los peatones y su deambular por la calzada a pocos metros del paso de cebra? Pues que pude presenciar secuencias tan variopintas como: la joven saltarina que sorteaba, en un santiamén, los metros que separaban una acera y la de enfrente; el señor mayor que caminaba pausadamente apoyado en su andador; la pareja que empujaba el carrito del bebé y, al mismo tiempo, manipulaba el móvil…
Yo sé que es muy difícil corregir esos malos hábitos, pero estoy seguro de que los responsables de la seguridad vial ─de todos los países del mundo─ no cejan en su empeño. Una muestra de ello, que viene aquí como anillo al dedo, es la campaña francesa para concienciar a los peatones, utilizando una valla publicitaria interactiva que funciona de la siguiente manera:
Cuando el peatón despistado o incívico cruza las calles de París de forma indebida, es detectado por la vigilante y traviesa valla publicitaria interactiva que emite el ruido que haría un coche al frenar de manera precipitada. El peatón se lleva un susto de muerte creyendo que va a ser atropellado. El desconcierto y la inquietud desaparecen cuando, unos metros más adelante, la valla muestra la cara demudada del imprudente individuo acompañada de un eslogan: “Ne prenez pas le risque de voir la mort en face” (“No te arriesgues a ver la muerte en tu cara”).
Los colaboradores de esta revista digital consideramos que todas las medidas encaminadas a salvar vidas son plausibles, así que un "chapó" por los ingeniosos publicistas que, según nos cuentan fuentes fidedignas, están consiguiendo excelentes resultados.
Amigos lectores de TODOMOTOR, que sean felices y, por favor, eviten los sustos.
Fernando Monge