sábado, 7 de mayo de 2016

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LA ROTONDA

¿Somos agresivos al volante o lo llevamos de serie?

Con que facilidad nos llevamos nuestros problemas al volante. Es entendible, que cuando salimos de casa o del trabajo y nos ponemos al volante con un problema, es fácil deducir que hemos trasladado el problema al interior del vehículo.

Algunos llevamos el problema de serie, y tiene que ver con nuestra propia ética, conducta o educación.

Al igual, que nos conducimos habitualmente en el ambiente que nos rodea, ya sea en la familia o en el ámbito laboral, y somos de carácter difícil, cuando vamos en un vehículo, nuestro comportamiento agresivo se multiplica, es como si nos hubiéramos introducido en un amplificador de nuestro carácter, y todo aquello que nos rodea fuera nuestro enemigo, y nuestra misión es sin duda, atacar, verbalmente y otras veces, (las menos), incluso buscar un enfrentamiento físico con los otros conductores.
También, nos encontramos con aquellas personas que tienen un carácter tranquilo en su vida normal, y cuando se ponen al volante de un vehículo se transforman temporalmente, si apenas notar la agresividad que representan.

 Es curioso, pero el  disfrute de la prioridad es el elemento que, mezclado con la prisa, puede producir actitudes muy violentas. Alrededor del 30% de los conductores es más agresivo cuando ve peligrar su prioridad, sea la general o la indicada por alguna señal.
Respecto a la congestión del tráfico, las actitudes más violentas se suelen ver en el ámbito urbano, en zonas localizadas y a las típicas horas punta, cuando se producen atascos interminables. En el 18% de los casos el tráfico tupido y los atascos producen actitudes violentas. El conductor tipo que  cae dentro de estos comportamientos resulta ser un varón relativamente joven y fácilmente irritable que aprovecha la situación de cierto anonimato para dar salida a su frustración al volante. Sin embargo, cabe resaltar que existen factores sociales, culturales y de educación que influyen en gran medida en la aparición de estas conductas negativas. Desde elementos más incontrolables como el egocentrismo, la intolerancia o la falta de respeto (englobable dentro del factor de personalidad) hasta la educación recibida, pasando por los modelos sociales que se transmiten en los medios de comunicación.
Dicen las estadísticas que el 90% de los accidentes tienen su raíz en el estrés, los estados de ánimos o las conductas agresivas de algunos conductores.

CONCLUSIÓN:
Problema éste de difícil solución, ya que la mayoría de la veces el comportamiento del individuo viene acompañado de una estructura educacional forjada a lo largo de su vida.
Y tengo la impresión que en el interior de un coche se piensa poco, se relaja uno menos, y dejamos salir nuestros más bajos instintos sobre todo, cuando creemos que llevamos razón en las maniobras y somos los únicos en impartir justicia convirtiéndonos en ese momento en juez y parte de las situaciones.

¿Qué se debe hacer cuando nos encontramos con un sujeto agresivo al volante? !Pues primero de todo evitar el enfrentamiento! Ni se te ocurra desafiarle o competir con él y evita el contacto visual. Esta gente buscan el enfrentamiento y cualquier cosa será excusa para crear un conflicto mayor. Si no lo miras, podrás ignorar sus ridículos gestos con mayor facilidad y dejarlo con las ganas.

En casos más graves siempre podrás denunciar una actitud de un conductor que ponga en peligro tú vida o la de los demás.

Quien evita la tentación evita el peligro.

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