domingo, 15 de agosto de 2021

CEDA EL PASO

 

REPETICIÓN DE HECHOS

 




Como me gusta estar informado de los aconteceres que envuelven nuestra existencia, todos los días repaso algún diario impreso, navego por las redes para consultar las noticias digitales, sintonizo la radio en las primeras horas de la mañana y veo muy poco la televisión… Ocurre que las divulgaciones de la actualidad se asemejan a los hechos históricos, pues se repiten una y otra vez. Por eso debo confesar que me invade el mismo escepticismo cuando me sumerjo en la actualidad que cuando leo un libro de Historia. En el Imperio Romano o en la Edad Media, aparecen las mismas intrigas: ansias de poder, corrupción, cruce de acusaciones, disputas internas, insultos… ¿Les suena? 

Hechas estas consideraciones, les comento que después de comprobar con desánimo la situación que estamos viviendo por la pandemia con sus lesivas consecuencias para la salud de los ciudadanos y para la economía mundial, decido echar un vistazo a los accidentes de tráfico y vislumbro que también es una concatenación de sucesos repetidos: 

Cuatro heridos en una colisión múltiple entre cuatro turismos. Las víctimas son dos hombres de 34 y 69 años y dos mujeres de 24 y 67 años que fueron trasladadas al hospital Virgen Macarena. ¿Dónde?, ¿cuándo? Qué más da, pero para no ser tan impreciso, en una localidad sevillana un tarde de domingo… Un camión empotra a un turismo contra la mediana en la A-49. El conductor del turismo está herido, aunque se desconoce la gravedad de sus lesiones. Eso sí, el accidente provocó 2 kilómetros de retenciones en dirección a Sevilla. ¿No han vivido nunca una situación parecida? 

El siniestro del que voy a hablar ahora merece un punto y aparte. Se trata del fallecimiento de un ciclista al ser arrollado por un coche cuyo conductor dio positivo en drogas. El atropello se produjo entre Ayamonte e Isla Cristina en la provincia de Huelva. Al lugar del siniestro acudieron los Bomberos, la Guardia Civil de Tráfico, un vehículo del servicio de Emergencia Sanitaria y de la red de Transporte Urgente de la provincia de Huelva. Y ahora viene lo peor. Aunque se desconocen las causas del accidente, todo apunta al exceso de velocidad del vehículo que dio, al menos, una vuelta de campana… Para colmo de irresponsabilidad, el conductor iba acompañado de una mujer embarazada y ambos fueron trasladados a un centro sanitario. 

Todos sabemos que los accidentes de circulación se producen en algunas ocasiones por mala suerte, aunque puedan ir acompañados de algún despiste. Pero hay casos en los que el conductor provoca el siniestro porque conduce bajo los efectos del alcohol, tomando estupefacientes o superando la velocidad permitida, como en el atropello al ciclista entre Isla Cristina y Ayamonte, y eso es inadmisible, pero lamentablemente frecuente, pues hay personas que no se ponen ningún límite en su conducta. Esas personas piensan que nada es imposible, que nada es peligroso, no respetan las normas de tráfico y se sienten superiores a los demás, cuando en realidad son personas vulgares que para colmo proclaman el derecho a la vulgaridad. 

En esta vida, y eso ha ocurrido siempre, nos encontramos con personas que mejoran su situación económica o social porque la suerte les ha sido favorable, por su esfuerzo para ampliar sus conocimientos o por su afán de superarse. Esas personas valoran mucho lo que han conseguido y por eso se sienten satisfechas. Otras, en cambio, se sienten satisfechas de ser como son, aunque sus mentes sean vanas y no se esfuercen en mejorar, dando por bueno todo lo que en sí hallan. Es la diferencia que existe entre una persona selecta y una persona vulgar, sea cual sea su estrato social. La primera se exige mucho a sí misma y la segunda carece de exigencias, pues está encantada consigo misma. Y lo malo es que tanto unas como otras cogen el coche y se plantan en la vía pública con funestas consecuencias por culpa de la actitud de los vulgares complacientes e imprudentes. 

Estimados lectores, los seres son civilizados cuando tienen voluntad de convivencia respetando y contando con los demás y, si se quiere disfrutar de los beneficios de la civilización, hay que preocuparse de sostenerla. En caso contrario, se fastidiarán nuestros logros y estaremos cayendo en la barbarie. 

Con mis mejores deseos, saludos cordiales. 

Fernando Monge 

fmongef@gmail.com 

25/octubre/2020

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