sábado, 17 de abril de 2021

LA ROTONDA

 

SINVERGÜENZAS

 




Con perdón, exceptos a pícaros, bribones y a aquellos que cometen actos ilegales en provecho propio, o que incurren en inmoralidades.

Seguro que cada uno de nosotros, configuraríamos un listado con el nombre de más de uno/a. Solo hay que abrir el periódico cada día para encontrarnos con estos personajes “Doctor Honoris Causa en exceso de “jeta”. Sí, algunos tienen muchas titulaciones, pero nada de vergüenza. Estoy convencido que cada uno de nosotros a “bote pronto” pondríamos dos o tres ejemplos con los ojos cerrados.

Con el COVID-19, estos individuos se han superado a sí mismos:


Son aquellos que no llevan mascarillas, los que no guardan la distancia de seguridad, y pasan olímpicamente de las medidas de seguridad para evitar los contagios.

Son aquellos que dirigen algunas administraciones, y en vez de facilitar a los ciudadanos la labor en tiempos de Covid-19 nos hacen la vida más difícil:

El descontrol de los Centros de Atención Primaria es vergonzoso, como se gestiona la salud de las personas. En pleno siglo XXI en plena era digital, ¿no hay un informático que ponga en marcha una página, donde las gestiones sanitarias administrativas las gestionemos desde casa y, no tengamos que estar en plena calle más de dos horas para pedir una cita, para dentro de veinte días o más? y en condiciones de salud deplorables. Sobre este tema podría ampliarles si tienen interés para argumentar un libro, no tengo ningún inconveniente, si me lo solicitan en el email de abajo de la página. Sinvergüenzas, a manojitos.

Podría hablarles del Servicio de empleo Estatal (SEPE), donde algunas criaturas se las ven y desean para cobrar un ERTE o para realizar una gestión indispensable. Ayuntamientos, Administraciones autonómicas, Servicios estatales…esos lugares indispensables para el buen desarrollo social del ser humano. En algunos de estos lugares nos hemos encontrado a los más desahogados del mapa. Estoy convencidos que ellos, y solo ellos saben que lo que están haciendo, lo están haciendo mal. Es un problema de conciencia, y de sus jefes más inmediatos, sinvergüenzas redomados que están ocupando un lugar en la sociedad que en vez de servir a los demás, no sirven absolutamente para nada, solo para congestionar más la administración.

Y si hablamos de algunos políticos, no hace falta que les ponga ningún ejemplo, ahí, los responsables somos nosotros, que somos los que los elegimos. Aunque ellos después, hagan de la administración su particular parque temático, donde el único que se divierte es él/ella, y los demás lo padecemos.

Y perdónenme, las carreteras están repletas de sinvergüenzas cada día. Aquellos que conducen creyéndose los únicos, los que hacen y deshacen a su antojo todo lo que les viene en gana: no cumplir las normas más básicas, conducta, respeto, valores de la conducción. Espabilados de medio pelo que sobrepasan la sinvergonzonería, y rayan el delito con su vehículo. O aquellos que solo son peatones, y que con sus actitudes dejan mucho que desear, al igual que los nuevos inquilinos de la nueva movilidad en la vía pública, bicicletas, patinetes eléctricos, y otros artefactos.

Estoy cansado de tener que encontrarme cada día con estos elementos que conforman nuestra sociedad, cada día más en mayor número, y que están destrozando latido a latido, la epidermis de una sociedad que está pidiendo a gritos que el mundo se pare.

Aprovechados con togas, o sopletes, con una brocha o un micrófono, sinvergüenzas con o sin corbatas o trajes de chaquetas, “enterados” de uniforme o sotanas, aquellos ineptos de nacimiento que no saben diferenciar una comunidad de vecinos de un vecino en comunidad, esos aprovechados que juegan a pisar al más débil, ¡ellos saben quiénes son¡  cuando se levantan cada mañana con el único propósito de “fastidiar a los demás”, esos que son felices con las desgracias ajenas, y que duermen del tirón con sus planes de jubilación que hemos pagado entre todos.

Esos no son dignos de un mundo con futuro abierto, y todos desde nuestra posición tenemos que hacerles frente, con nuestros votos, hojas de reclamaciones, denuncias voluntarias, partes amistosos, o boletín de denuncias, eso sí, pongamos de nuestra parte: padres, abuelos, docentes en general, ahora es un buen momento para educar a los niños del presente y a las mujeres y hombres del futuro, y no a un sinvergüenza que frene a una y otra generación sin futuro.

Con mi afecto y respeto,

 

Pepe Bejarano

todomotorsevilla@gmail.com

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