jueves, 20 de julio de 2017

UN NUEVO ESTUDIO ASEGURA QUE EL DIÉSEL ES MENOS CONTAMINANTE QUE LA GASOLINA



Los automóviles diésel modernos emiten menos contaminación, en general, que los automóviles que funcionan con gasolina, lo que contradice el enfoque de los actuales reguladores medioambientales así como las medidas adoptadas por ciudades como Madrid o Barcelona, Londres o París, entre otras.

Esa, al menos, es la conclusión de un nuevo estudio de seis países publicado en Scientific Reports, cuya base fue puesta en parte por un químico estadounidense que trabaja actualmente en la Université de Montréal.


"Dado que el diésel es mucho más limpio que antes, los reguladores ambientales deben cambiar cada vez más su enfoque a los coches más sucios de gasolina y otras fuentes de contaminación del aire", dice el científico de la Universidad de Montreal Patrick Hayes.

"El diésel tiene una mala reputación porque se puede ver la contaminación, pero en realidad la peor es la contaminación invisible que viene de los coches de gasolina", añade Hayes.

Este estudio, dirigido por investigadores de Suiza y Noruega con la ayuda de Hayes y colegas en Italia, Francia y Estados Unidos, examinó la materia de partículas carbonosas (PM) emitidas por los tubos de escape de los automóviles.

La PM carbonosa está compuesta de carbono negro, aerosol orgánico primario (POA) y, especialmente, aerosol orgánico secundario (SOA), que se sabe que contiene especies reactivas nocivas de oxígeno y puede dañar el tejido pulmonar.

En los últimos años se ha requerido que los nuevos coches diésel en Europa y América del Norte estén equipados con filtros de partículas de diesel (DPF), que reducen significativamente la contaminación que emiten.

En el laboratorio (en el Instituto Paul Scherrer, cerca de Zúrich en Suiza), "los automóviles de gasolina emitieron un promedio de 10 veces más PM a 22 ºC y 62 veces más a -7 °C en comparación con los coches diésel", señalaron los investigadores en su estudio.

"El aumento de las emisiones a temperaturas más bajas está relacionado con un efecto más pronunciado de arranque en frío", cuando un motor de gasolina es menos eficiente porque aún no se ha advertido y su convertidor catalítico aún no está encendido.

Asimismo, agregó: "Estos resultados desafían el paradigma existente que los coches diésel se asocian, en general, con tasas de emisión de PM mucho más altas, y reflejan la eficacia" de add-ons del motor como los filtros de partículas diésel (DPFs) para detener la contaminación.

Europa apoya los filtros de partículas para los gasolina
Por otra parte, Europa también ha mostrado su preocupación al respecto de los motores de gasolina. A finales de 2016, aprobó una serie de medidas orientadas a paliar su impacto medioambiental que entrarán en vigor en septiembre de 2017, cuando se iniciará la transición del ciclo de homologación NEDC al WLTP. De esta forma, además de realizarse las pruebas de emisiones de partículas contaminantes en condiciones de circulación real, todo hace indicar que se obligará a las marcas a introducir un filtro de partículas en los motores de gasolina al igual que se hace con los diésel.

Estas partículas estaban vinculadas únicamente a los motores diésel y eran "claramente visibles", explicó Bruselas. No obstante, su tamaño se ha ido reduciendo hasta ser invisibles para el ojo humano, aunque siguen siendo cancerígenas y están presentes en motores tanto diésel como gasolina con tecnologías de inyección directa.

Precisamente estos últimos, de acuerdo a otro estudio publicado por Reuters, obtienen mejores prestaciones a revoluciones más bajas que los atmosféricos, pero lo logran a cambio de una mayor contaminación, algo que Europa va a dejar de contemplar con la introducción de nuevas normas de emisiones más restrictivas y la actualización del obsoleto ciclo NEDC -lleva en vigor desde 1970 y su última modificación data de 1997-.

Dicho esto, es cierto que los coches diésel más viejos contaminan más que los automóviles de gasolina porque no tienen DPFs, y los coches diésel en general emiten mucho más óxidos de nitrógeno, que causan smog y lluvia ácida, según el estudio.

Para su investigación, los investigadores utilizaron el trabajo de campo sobre la contaminación atmosférica que Hayes llevó a cabo en California en 2010 y publicado en 2013 cuando era investigador en la Universidad de Colorado trabajando con José Luis Jiménez (también coautor del nuevo estudio).

Así, durante cuatro semanas en un estacionamiento del Instituto Tecnológico de California, en Pasadena, Hayes analizó el aire procedente del tráfico de Los Ángeles, con un tubo en el techo de un remolque de construcción modificado.

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