domingo, 26 de febrero de 2017

EL TRACTOR AUTÓNOMO CASE IH GARANTIZA LA COSECHA DEL PRÓXIMO MILENIO

Año 2050, la vida rural ha desparecido y la población se amontona en grandes urbes bajo una espesa capa de contaminación que no permite ver la luz del sol. 9.500 millones de habitantes atestan el planeta y reciben los suministros procedentes del perímetro exterior, donde un ejército de tractores autónomos Case IH se encarga de sembrar y recolectar los alimentos.


Corría el año 2017, hace ahora justamente treinta y tres años, cuando el tractor Case IH se presentó ante la prensa mundial. Era un prototipo que no requería de conductor y que, basado en la aún incipiente tecnología de cámaras y sensores de conducción autónoma, debía encargarse de trabajar grandes extensiones de cultivo sin descanso durante interminables jornadas. Aunque en ese momento no se dijo así, su misión era garantizar el imprescindible futuro de la agricultura... y de la especie humana.

Fue en febrero de ese año cuando la tecnología de conducción autónoma se aplicó en toda su extensión en un sofisticado tractor autónomo, obra de los ingenieros especialistas del gigante norteamericano Case, perteneciente al potente grupo multinacional CNH Industrial, que también fabrica los vehículos IVECO. En el origen de los trabajos realizados hubo dos prototipos. El primero tenía una cabina convencional, que servía para comprobar el correcto funcionamiento del tractor, dotado de una razonable carga de inteligencia artificial, cámaras y sensores. El segundo prototipo, que sería el definitivo y que hoy en día trabaja sin descanso en los campos de labor, era una unidad que ni si quiera contaba con un puesto de conducción, y que por medio de una sencilla programación informática era controlado vía wifi por medio de ordenadores o pequeñas tablets desde puestos de control que, en ocasiones, estaban a cientos de kilómetros, en las centrales en las grandes ciudades. Pese a ello, el tractor Case IH hizo bueno su objetivo original de conseguir la máxima eficacia en las explotaciones agrícolas.

Los inicios: la agricultura de precisión

Ya en el siglo pasado, Case IH fue pionera en el desarrollo de sistema de "agricultura de precisión", porque en 1994-95 puso en marcha una operativa basada en el sistema GPS de geolocalización que fue perfeccionándose hasta conseguir precisos mapas de las extensiones a cultivar. Se llegaba, incluso, a gestionar la cantidad de fertilizante y hasta las semillas distribuidas en función del rendimiento de cada explotación para maximizar el potencial de producción, y al mismo tiempo minimizar el impacto medioambiental. No olvidemos que las emisiones de un tractor actual equivalen a las de 180 unidades del siglo pasado.

Todo esto ha llevado a lo que conocemos como "agricultura de precisión", que por medio de sistemas de autoguiado integrales, permite a los tractores Case IH controlar de forma completamente automática la dirección del tractor vía GPS, con un margen de error de ¡2,5 centímetros! De esta forma, un tractor autónomo e inteligente se encarga de no dejar ninguna zona sin tratar y de aprovechar al máximo cada pasada para la realización de cualquiera de sus funciones. El sistema de autoguiado redujo al mínimo el consumo de combustible y los materiales empleados, como el fertilizante o las semillas.

El trabajo de los tractores Case IH con la tecnología ACV creó algunas reticencias por motivos de seguridad, dudas que por suerte quedaron atrás al aplicar la tecnología LiDAR, que por medio de sensores láser consiguen un preciso control a distancia. De esta forma, si el tractor detecta un obstáculo se para y alerta al propietario, al que proporciona imágenes del percance para que pueda resolver la situación. Una piedra o un árbol lo detienen hasta que recibe la orden de esquivarlo; y del mismo modo si se cruza otro vehículo, o una persona, la máquina se detiene hasta que estos salgan de su campo de acción. Además, el tractor Case IH ACV puede trasladarse de forma completamente autónoma a otros campos colindantes por caminos que están dentro de su programación, todo ello dando información precisa al operario, que desde la ciudad lo controla todo a través de su tableta o PC.

Este sistema también permite que varios tractores puedan trabajar en asociación, realizando trabajos más complejos. La siguiente evolución incluye funciones tan interesantes como operar en función de la información meteorológica recibida vía satélite. De esta forma, si llueve o si la superficie está muy embarrada, el tractor se detiene automáticamente para no dañar el campo, y buscará entre sus tareas programadas cuál puede realizar de forma que sea más beneficioso para la explotación, por ejemplo, marcharse a otro campo en el que no haya llovido tanto...


Ya en 2017, un tractor de estas características, de gran potencia y sofisticada tecnología, costaba entre 300.000 y 400.000 euros, en función de los complementos elegidos, y su precio apenas osciló al incorporar el sistema de autoguiado y la inteligencia artificial que le permitía trabajar sin descanso. Gracias al Case IH ACV el duro trabajo del campo se ha reducido a pequeñas labores complementarias, tales como el mantenimiento en sí de los tractores, el reemplazo de los aperos de labranza o el llenado de los depósitos de gasoil de los motores... que todavía no son eléctricos por su escasa autonomía.

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