jueves, 28 de febrero de 2013

El mayor temor de las petroleras: crecen con fuerza las gasolineras de 'bajo coste'



Con el precio de la gasolina rozando máximos históricos y acumulando varias semanas de subidas, es fácil comprender por qué las gasolineras 'low cost' están teniendo tanto éxito en España. Los últimos seis meses han sido clave en el desarrollo de este tipo de estaciones de servicio que, en poco tiempo, han conseguido hacerse ya con el 23 por ciento del consumo de combustible en nuestro país. Una cuota de mercado que crece por momentos y que, sin duda, va en detrimento de las grandes operadoras, como Repsol, Cepsa y BP. Estas tres empresas controlaban en 2011 más de la mitad del mercado español; sin embargo, están perdiendo presencia año tras año.


Las cifras del 2012 todavía no están cerradas, pero las voces del sector aseguran que en el último año y medio se habrán cerrado alrededor de 500 estaciones de servicio tradicionales. De hecho, más del 40 por ciento de las ventas del sector se hacen por petroleras no convencionales. La crisis tiene gran parte de culpa, ya que ha provocado una caída precipitada del consumo de combustible, pero sin duda no es la única responsable, ya que hay que sumarle la aparición de gasolineras de bajo precio o marca blanca y la proliferación de cooperativas que sirven carburantes más baratos.

En medio de esta situación, en la que el sector tradicional se encuentra contra las cuerdas, la Comisión Nacional de la Energía se pronunció la semana pasada para denunciar una "estrategia común" de fijación de precios de carburantes. Casi al mismo tiempo, el Gobierno anunciaba la adopción de medidas para atajar esta situación y controlar los precios. Concretamente, el Ejecutivo anunció su intención de agilizar la apertura de estaciones de servicio en superficies comerciales y zonas industriales. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, habló de un nuevo procedimiento único y de estimular la entrada de nuevos operadores a través de la limitación en el número de estaciones de servicio "de los que tienen muchas".

Destrucción de empleo
Aun dejando de lado las nuevas intenciones del Gobierno, a día de hoy, la tendencia que sigue el sector es bastante clara: nuevos operadores, precios más competitivos y desaparición de algunas de las tradicionales gasolineras. Todo indica a que el consumidor va a salir ganando con estas nuevas condiciones; sin embargo, Javier Bru, presidente de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees), augura que lo único que van a traer este tipo de estaciones que ofrecen precios tan baratos es la "destrucción del tejido empresarial y por supuesto de puestos de trabajo". "No se puede competir con sus políticas", asegura Bru, "aparentemente ahora puede parecer una solución porque implica una caída del precio, pero la realidad, y no hay más que salir fuera de España para ver lo que ha pasado en Italia o Francia, es que al final vuelven a repuntar los precios". "Cuando ya hayan destrozado a sus competidores el precio volverá a subir".

Para Álvaro Mazarrasa, director general de la Asociación Española de Operadores Petrolíferos (AOP), la llegada de estas gasolineras low cost es una "muestra de la libre competencia que existe en este sector". Mazarrasa señala a los Híper como los precursores de esta tendencia, pues llegaron con "políticas de precio muy agresiva". Después se implantaron las Cooperativas agroalimentarias, que cuentan con sus propias instalaciones y surtidores, por lo que tienen menos costes y algunas se pueden englobar en el término low cost. Precisamente, lo que caracteriza a este tipo de gasolineras, además de sus bajos precios, es que cuentan con unas instalaciones más minimalistas, por lo que la inversión necesaria es menor.

"Para abrir una estación de este tipo se necesitan entre 250.000 y 300.000 euros", explica Juan Rosset, propietario, junto a su hermano, de la cadena de gasolineras PetroLowCost. "Nuestra estrategia consiste en reducir al máximo los gastos estructurales, tanto de personal como de gestión".

Pero, ¿hasta qué punto son seguras este tipo de instalaciones? Según Javier Bru, la confederación ha denunciado que las estaciones low cost están "generalmente desatendidas, por lo que se plantean problemas de seguridad por cuestiones de descargas o por mantenimiento ante cualquier incidente que se pueda producir". En este sentido, Rosset asegura que pasan "unos controles y unos requisitos de seguridad muy estrictos".

Pero al margen de todos estos puntos conflictivos, según Bru, el problema de fondo en el sector, por el que las estaciones de servicio tradicionales no pueden competir con esta bajada de precios tan pronunciada es que el 65 por ciento de las gasolineras operan con contratos de larga duración o con contratos que no les permiten maniobrar con los precios.

En este sentido, Álvaro Mazarrasa, director general de AOP, defiende la situación de las petroleras, que realizaron fuertes inversiones cuando la situación económica en España era distinta, por lo que es normal que se aseguren contratos de exclusividad para poder amortizar esas inversiones. "En la época de bonanza económica, cuando el valor del suelo era superior, una estación en una concesión de autovía no valía menos de 6 millones de euros". "Esas inversiones se hicieron en momentos de alza; ahora han nacido formatos con más ventajas competitivas, pero así es la vida, esa es la competencia".

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